20 febrero, 2016

Pan de especias vegano con sirope de ágave

Acabo de venir de hacer una compra rápida -aunque tengo que ir con el carrito cuestas para arriba, cuestas para abajo, y tardo unos 25 minutos en llegar al supermercado en cuestión, a mi ritmo de maratón- porque mi madre viene de visita la semana que viene y necesitaba comprar algunas cosicas más especiales. Me he dado cuenta de que ya se va notando cómo se hacen más largos los días, y la verdad es que ahora es cuando más me gustan las horas de luz diurnas. Este horario de anochecer está bien, no es tristón como diciembre ni una desesperación como junio -odio que sean las 22.00 y haya luz todavía-. Además, así puedo ir a clase de alemán con los últimos rayos de sol, que siempre anima que salir de noche de casa. Pero como todavía tenemos invierno por delante, traigo hoy una receta de esas que tanto me gustan, un pan de especias vegano con sirope de ágave.

Pain d'épices vegan


Sí, tengo unos mil trillones de panes de especias en el blog, con sus diferentes variantes. El Lebkuchen alemán/suizo es más tipo pastelito o galleta, pero esta es la versión más conocida en Francia, el Pain d'épices. Parece más un bizcocho aunque la textura, en mi opinión, no tiene nada que ver con lo que yo considero un bizcocho de verdad, por eso es más bien un pan. Un pan "rápido", claro, que no hay levados ni amasados. Lo que los anglosajones llaman quick bread, vamos. Qué lío de terminología, todo para resumirlo en: es fácil, rápido y delicioso.

Un buen pan de especias es denso pero jugosito, de textura firme y muy aromático, gracias a que suelen llevar mucha miel o un ingrediente similar. En este caso empleamos sólo sirope de ágave, en cuyas propiedades nutricionales no me meto pero me gusta usarlo de vez en cuando en repostería, creo que endulza sin empalagar y aporta buena jugosidad y aroma a las masas. Yo no he añadido nada de azúcar moreno pero echad un ojo a la receta original porque sí que agrega un poco, lo comento por si preferís los dulces más... dulces. A mí me gusta tomar este pan para acompañar un té o una infusión, mojándolo en la taza, pero también es delicioso acompañando compotas de frutas o un queso suave.

Pain d'épices vegan


Pan de especias vegano con sirope de ágave
Inspiración: receta modificada de 100% Vegetal
Ingredientes para 1 pan mediano

- 150 g de harina de trigo de repostería
- 100 g de harina integral de centeno
- 2 cucharaditas de mezcla de especias para pan de especias (canela, jengibre, coriandro, anís, anís estrellado, cardamomo, nuez moscada, clavo...)
- 1/2 cucharadita de sal
- 1 cucharadita de levadura química
- 1 cucharadita de bicarbonato sódico
- 200 ml de leche de soja
- 150 ml de sirope de ágave

Precalentar el horno a 180ºC y engrasar o forrar con papel sulfurizado un molde rectangular de tamaño mediano.

Mezclar con unas varillas en un recipiente las harinas con las especias, la sal, la levadura y el bicarbonato. Formar un hueco en el centro y añadir la leche de soja con el sirope de ágave. Batir un poco y empezar a mezclar con los ingredientes secos.

Trabajar la masa con suavidad, lo justo hasta tener una textura homogénea sin grumos secos. Llenar el molde, igualando la parte superior con una espátula, y hornear durante unos 35-40 minutos. Esperar un par de minutos fuera del horno, desmoldar y dejar enfriar sobre una rejilla.

Pain d'épices vegan


¡Que disfrutéis del resto del fin de semana! Vamos que casi se nos termina febrero ya, y eso que este año tiene un día extra. Hay que aprovecharlo ;).
17 febrero, 2016

Pochas navarras al curry. Receta reconfortante de cuchara para el HEMC#71

Poco a poco vuelvo a ser persona, una persona que vive pegada a un paquete de pañuelos, pero persona al fin y al cabo. Porque menuda semanita he pasado, y qué frustrante es saber que tienes mil cosas que hacer pero que el cuerpo no te de para más. Lo peor de estar enfermo es que encima apenas tienes apetito y se duerme fatal, por lo que el estado de debilidad general se acentúa y la cosa empeora. Menos mal que ahora tengo hambre a todas horas y estoy compensando con platos reconfortantes de cuchara como estas pochas navarras al curry. Ayer hice otra cazuela y pienso repetir comida hoy, que con este frío -¡¡por fin!!- entran de maravilla. Además participo en el HEMC#71 de este mes, dedicado, cómo no, a las legumbres.

Pochas al curry

He estado durmiendo mal no sólo por el propio malestar y los constantes ataques de tos. Primero lo pasaba mal por el elfo, y es que me da mucho apuro molestar a los demás por la noche, a pesar de que luego él ni se entera de la mitad de mis desventuras nocturnas -es un poco como mi padre en ese sentido, que ya se podía tambalear la casa que él sigue roncando-. Intentar toser bajito no funciona mucho, al final terminaba ahogándome yo sola. Encima cuando estoy enferma mi mente decide unirse a la fiesta y tengo pesadillas, que luego no recuerdo pero me hacen despertarme empapada en sudor y con un mal cuerpo terrible. La fiebre tampoco ayuda, no. Ah, y hay que sumar las visitas al baño porque claro, me he pasado los días bebiendo agua y tomando infusiones, así que la vejiba llega a ciertos límites insalvables que hay que solucionar de madrugada.

Pochas al curry

Ahora con estas olas de frío que yo tan feliz he recibido, parece que en Madrid hay alerta de gripe. Espero que este año pase de largo al menos por mi familia, madrileña y murciana, que el año pasado pegó fuerte y esta sí que te deja hecho una pena durante muchos días. Yo, como decía al principio, estoy aprovechando más que nunca para disfrutar de mis platos de cuchara favoritos, y estas pochas navarras al curry se han convertido en receta estrella del invierno desde que las cociné la primera vez. Cuando cocino legumbres suelo seguir el método de mi madre usando las verduras que tenga en la despensa, salvo que use lentejas rojas que entonces me decanto por inspiración india. Me apetecía sin embargo usar el curry con otras legumbres, y al final me decidí a probar con un tarro de pochas cocidas que me encontré de casualidad en una tienda.

Pochas al curry

Las pochas navarras han sido todo un descubrimiento, ¡qué legumbre más rica! Hacía tiempo que las quería probar porque había leído mucho sobre sus virtudes, y no me engañaban. Son delicadísimas, tiernas, mantecosas y muy digestivas. Me falta probarlas frescas y en el típico estofado navarro de verano, pero espero que nadie se ofenda por mi "plato fusión". Se puede preparar un curry vegetariano como este con alubias blancas corrientes, pero a mí las pochas me han conquistado. En este caso las disfrutamos tal cual, pero para que cundan más están estupendas también con arroz blanco, mijo o con quinoa, y así hacemos un plato más completo.

HEMC #71 - Legumbres


Receta de pochas navarras al curry
Inspiración: Mauritian Curry de Vegan Lovlie
Ingredientes para 2-4 raciones

- 420 g de pochas navarras cocidas
- 1 cebolla dulce no muy grande
- 1 diente de ajo
- 1 trocito de jengibre fresco
- 1 cucharada de cúrcuma
- 1 cucharadita de mezcla de especias para curry
- 1 cucharadita de comino molido
- 1/2 cucharadita de hinojo molio
- 1/2 cucharadita de cilantro molido
- 1 chorrito de vino blanco
- 2 tomates de rama maduritos
- 1 o 2 chiles o guindillas (opcional)
- 1/2 cucharadita de vinagre de manzana o de Jerez
- caldo de verduras o agua
- perejil o cilantro fresco
- aceite de oliva virgen extra
- sal y pimienta al gusto

Picar la cebolla, el diente de ajo, el trocito de jengibre y los chiles o guindillas, desechando las semillas. Cortar en cubos pequeños los tomates y picar un buen manojo de perejil o cilantro lavados previamente. Sacar las pochas del tarro con suavidad, escurrir y enjuagar con cuidado.

Calentar un poco de aceite en una cazuela y echar la cebolla con el ajo y el jengibre, removiendo bien durante menos de un minuto. Añadir todas las especias, dejar que suelten su aroma unos segundos y añadir un poco de agua para formar una pasta. Cocinar a fuego medio unos 5 minutos, vigilando que no se seque para evitar que se queme.

Regar con el vino, echar los tomates y cocinar hasta que se empiecen a deshacer. Añadir una pizca de sal y chafar con la espátula. Incorporar también el chilo o guindilla, si se usan. Agregar las pochas, remover con suavidad y añadir el vinagre. Cubrir con caldo o agua al gusto, salpimentar ligeramente, tapar y dejar cocer unos 15 minutos.

Comprobar el punto de cocción y el nivel de líquido, ajustándolo según se prefiera más o menos caldoso. Corregir de sal y servir con perejil o cilantro fresco picado.

Pochas al curry

El viernes es posible que me codee con famosos. Bueno, "codearme" es quizá una palabra algo ambiciosa, y no sé cuál será el nivel de famoseo, pero al menos pulularé entre gente conocidilla. En realidad lo único que voy a hacer es acompañar a mi suegra a un desfile de la Fashion Week, que siempre la invitan por contactos con sus pacientes. Al menos será interesante :).
¡Abrigáos bien!
11 febrero, 2016

¿San Valentín? Pues vamos con algo de chocolate: receta de pots de crème

¿Hablaba hace poco de imprevistos que te chafan los planes? Pues había olvidado meter a los virus en la ecuación. Curiosamente, mirando lo que había publicado para Carnaval el año pasado, recordé que estuve malísima entre enero y febrero de 2015, y bien contenta que estaba de no haber caído este año. Pues debí gafarme, porque el lunes amanecí con un bonito dolor de garganta que ha ido evolucionando poco a poco todos estos días. Trancazo, dolor de cabeza constante, mocos por todos lados, tos, garganta transformada en una lija, voz irreconocible, debilidad general, fiebre, más mocos... El cuadro completo, vamos. Al menos el estómago lo tengo bien y me dio tiempo a disfrutar de la última ración de esta delicia que traigo hoy, pots de crème de chocolate. Porque San Valentín, cómo no, es una excusa estupenda para los golosos como yo.

Chocolate pots de crème

Últimamente me ha dado por los postres de cuchara, me apetecen un montón. Quizá es porque me recuerdan a la infancia y estoy en fase morriña-nostalgia, ya que era de niña cuando tomaba los postres estrella de mi madre: natillas, arroz con leche, pan de calatrava, flan... Los hacía muy de vez en cuando, pero cuando nos daba la sorpresa casi hacíamos fiesta en casa. Luego, con la intolerancia a la lactosa, he pasado una larga temporada sin probarlos porque fuera de casa es imposible, y no me había animado mucho a prepararlos por mí misma. Eso se se está acabando, que también tengo derecho a permitirme caprichos así de vez en cuando, digo yo.

Chocolate pots de crème

¿Pots de crème? El nombre siempre me ha resultado muy sugerente cuando lo he visto en recetas por la red. Es un postre francés similar a las natillas o a la créme brûlée, sin la costra de azúcar y con una textura algo más ligera. El caso es que yo quería tener un postre con chocolate de cuchara y, puesto que el supuesto día de los enamorados casi pide por obligación chocolate, ya tenía mi excusa. Además me encanta sorprender al elfo cuando llega de trabajar con un caprichito dulce para compartir juntos en el sofá mientras vemos alguna de nuestras series comunes :).

Chocolate pots de crème

Pots de crème de chocolate
Inspiración: adaptando a use real butter
Ingredientes para 6 unidades

- 500 ml de leche o alternativa vegetal (soja ligera en mi caso)
- 1 vaina de vainilla
- 1 pizca de sal
- 2 huevos L
- 45 g de azúcar
- 100 g de chocolate negro
- 1 cucharadita de cacao puro en polvo
- 1 pizca de café descafeinado molido
- cosillas para decorar

Abrir la vaina de vainilla, haciendo un corte y sacando un poco las semillas. Ponerla con la leche a calentar en un cazo, llevar a ebullición, retirar del fuego y dejar infusionar unos 30 minutos, con tapa si la tenemos. Derretir el chocolate al baño maría y reservar. Precalentar el horno a 140ºC.

Si se ha enfriado mucho la leche pasado ese tiempo, volver a calentar un poco, retirando antes la vaina. Batir con unas varillas los huevos con el azúcar y la sal. Añadir a chorrito ligero la leche, sin dejar de batir con las varillas, hasta integrarla por completo. Echar también el cacao y el chocolate, batiendo bien hasta tener una mezcla homogénea.

Repartir en 6 moldes individuales estilo ramekin y colocar en una bandeja alta. Llenar con agua, de tal modo que se cubra casi la mitad de los moldes, y llevar al horno. Hornear durante unos 30 minutos, hasta que haya cuajado bien pero siga un poquito húmeda la superficie. Esperar un poco fuera del horno - cuidado con el agua - antes de manipularlos.

Llevar a la nevera para que se enfríe al menos durante una hora. Podemos taparlos con plástico film si no queremos que se forme una película más dura por encima, aunque personalmente a mí me gusta. Añadir alguna decoración al gusto, fruta, hojas de menta, alguna tontuna de color rosa, chocolate blanco picado, crocanti de frutos secos, nata montada... como siempre, mil posibilidades.

Chocolate pots de crème

Dudo mucho que hagamos nada especial para San Valentín, con suerte ya me habré repuesto del todo y al menos podré recuperar el tiempo perdido de estos días. Todavía funciono a medio gas y reservo las energías para temas urgentes, pero las tareas del hogar se están quedando relegadas a un segundísimo plano. Bueno, ya que el 14 cae justo en domingo y el elfo tendrá partido de fútbol, a lo mejor preparo algo especial para comer o cenar en casa tranquilamente, que al final lo mejor es poner cariño en la cocina y poder compartirlo ^_^.
07 febrero, 2016

Viajando: Portugal 2015, fin de viaje. Nuestro alojamiento, pueblecitos, Bragança y escala en Tordesillas

Me parece que no lo conté por aquí, pero después del verano tuve la idea de dedicar los domingos a entradas algo especiales, sin receta, para despedir de forma amena la semana. Ja, por supuesto no lo he cumplido casi nunca. Pero bueno, le pongo buena intención, que es lo que cuenta -creo-. Tengo ganas de recuperar viajes pasados que se quedaron perdidos, pero creo que ya va siendo hora de cerrar al menos el capítulo de las últimas vacaciones, la estancia en el norte de Portugal de agosto 2015. La última vez dejamos la preciosa Braga y ahora quiero enseñaros dónde nos alojamos y lo que vimos por los alrededores.

Portugal

Portugal
Ay los dulces... Esto era una especie de fusión entre brioche y croissant, con un profundo sabor a mantequilla

Mi pobre padre casi se vuelve loco intentando encontrar una casa rural donde poder alojarnos los tres, que coincidiera con las fechas disponibles y nos ofreciera un mínimo de comocidades decentes. Está claro que hay que empezar a planificar las vacaciones cada vez con mayor antelación. Sin embargo, tuvimos la enorme de suerte de dar con una casa estupenda, que nos enamoró en cuanto llegamos. Se llama Cazal da Lamella y está en la región de Minho, en los límites de la localidad de Fafe, muy cerquita de Guimarães.


Portugal

Portugal

Portugal

No os quiero engañar, nos costó bastante dar con ella porque la zona es un poco caótica para el visitante ajeno. La vivienda no está en Fafe mismo, sino que en sus alrededores se extienden muuuchos caminitos con barrios salpicados de casas por todos lados, subiendo y bajando la montaña. Es una curiosa mezcla de casas de pueblo con un aire muy "auténtico" y de construcciones más recientes con aspecto de ser segundas residencias o casas de veraneo. En cualquier caso, es una zona muy animada en verano, aunque conducen horrorosamente mal y no sé cómo no atropellan cada día a alguien al ir con esas velocidades.

Portugal

Portugal

La vivienda en realidad es una construcción rural antigua restaurada en 2011 que forma un complejo de dos viviendas en alquiler, la casa de los dueños y muchas zonas comunes. Las casas mantienen el exterior de piedra pero por dentro están totalmente modernizadas, con un diseño muy actual y aprovechando mucho el espacio. Creo que eran establos o graneros... y el dueño tiene un estudio de arquitectura en Oporto, así que han sabido muy bien y con gusto cómo restaurar. Hay una zona de juegos con libros, videoconsola, música y revistas, bicicletas, zona de lavadora, una gran pila de piedra antigua donde te puedes bañar, y muuucho espacio verde con grandes vistas. ¡Muy recomendable!

Portugal - Castro celta

Portugal - Castro celta

Portugal - Castro celta

Además de las salidas que ya os enseñé dedicamos algunos días a simplemente explorar los alrededores. Fafe es agradable de visitar una tarde, y muy cerca hay un gran pantano donde se puede ir a pasear y seguir algún recorrido - si no os perdéis como nosotros que acabamos andando muchísimo más de la cuenta bajo un sol abrasador, cómo me río ahora y qué poca gracia le hizo a mi madre entonces -. La región es muy bonita, está llena de puntos de interés vinícolas y mucho arte románico. Los pueblecillos guardan su propio encanto cada uno y también hay mucho verde, así que, en definitiva, es una buena zona para ir a explorar sin rumbos fijos.

Portugal
Portugal

Me gustó eso de ir improvisando un poco sobre la marcha, sin tener esos "destinos obligatorios" tan típicos que nos imponemos al salir de viaje. Es una buena forma de conocer un poco mejor un país y sus gentes, y se descubren cosas muy interesantes. Por ejemplo, un castro celta impresionante, lástima que nos calló el diluvio universal a media visita y tuvimos que refugiarnos corriendo en la cafetería. Pero luego tenía su encanto y todo, daba más ambiente.

Portugal - Bragança

Portugal - Bragança

Volvimos pasando por Bragança, a la que se puede dedicar al menos un par de horas para subir al castillo y contemplar las vistas. Lo que me gustan las fortalezas, las construcciones en altura, las almenas y las torres, no lo sabe nadie. Aunque luego me agobie si los espacios son pequeños. Aquí tienen un curioso museo bélico en orden cronológico ascendente, y es interesante comprobar cómo van evolucionando las armas poco a poco. Interesante y algo aterrador, la verdad.

Tordesillas

Tordesillas

Luego entramos a España dirección Tordesillas. Teníamos que hacer noche en algún sitio, y o era imposible encontrar un hotel decente o no nos cuadraba ningún punto en la agenda de viaje, así que nos alojamos en el Parador. Es uno de los Paradores más... viejunos, para qué engañarnos, pero me gustó! Parecía que fuera a encontrarme a Juana la Loca por los pasillos, con tanta madera y tanta piedra antigua, y esos muebles de estilo medieval. Tienen piscina exterior, climatizada, pequeño gimnasio y un restaurante decente, con un pan y un aceite de oliva estupendos. Descansamos bien y con tranquilidad, ¿qué más se necesita? Al día siguiente nos esperaba la abrasadora Murcia para los días finales del verano, con breve parada por Madrid para descargar mi maleta.

Fueron buenas vacaciones :).
03 febrero, 2016

Es tiempo de Carnaval: receta de Schenkeli, especialidad dulce de Suiza

¡Se nos marchó enero! Un mes extraño donde los haya, agobiante si eres universitario, pero hoy en día me produce bastante indiferencia. Quería haber compartido alguna otra receta antes pero, para variar, se han acumulado imprevistos y el tiempo libre que me ha quedado lo he destinado a repanchingarme en el sofá, a correr o a leer en la cama. Este año encima parece que corre más rápido porque tenemos las fiestas adelantadísimas, con la Semana Santa a la vuelta de la esquina. Eso quiere decir que ya estamos en plena época de Carnaval, y en mi envidia por la fiesta me uno como mejor sé, a través de la cocina. Este año, nueva receta suiza, los deliciosos Schenkeli carnavaleros.

Schenkeli

Ya he comentado más de una vez que odio freír. Me gustan ciertos fritos pero no los suelo comer fuera porque no me fío un pelo de cómo estarán preparados, y es que si son malos me sientan como una patada en las tripas. Y en casa me da una pereza terrible, todavía me falta práctica y encima el olor llena el mini apartamento y no es fácil deshacerse de él. Menos mal que todavía no ha llegado el temporal invernal amenazante y he podido abrir todas las ventanas para ventilar después de cocinar estos dulces.

Sí, los dulces fritos no son lo mío pero me gustan mucho, si están bien hechos. Me van más las masas más sólidas que las blandurrias - véase churros y porras, matadme si queréis -, así que cuando llega el Carnaval me permito el capricho de liarla en la cocina para probar recetas nuevas. Ya he cocinado algunos buñuelos, castagnole italianos y alguna cosilla más para Directo al Paladar - los castagnole los recomiendo muchísimo, receta de mi querida María -, pero aquí tenía que volver a mi amada Suiza. Ya os conté el año pasado que allí se celebra por todo lo alto el Carnaval, de una manera diferente y particular siguiendo sus propias tradiciones. Algún año conseguiré ir a vivirlo en persona, espero que pronto. Y mi padre me cuenta con morriña lo bien que lo pasaba y las delicias típicas que se pueden encontrar por allí con motivo de las fiestas. Si la última vez tocaron Fasnachtschüechli, esta vez he optado por los Schenkeli.


Schenkeli

Son masas fritas que curiosamente no se suelen rebozar en azúcar, aunque he visto que luego mucha gente en casa sí que les da un toque con azúcar glasé o granulado normal. Para mojar en chocolate me gustan más a pelo, la verdad, me pringo menos, aunque luego chuperretearse los dedos tampoco está mal. La masa puede recordar a los huesillos extremeños o huesos de San Expedito - en repostería tradicional hay pocas cosas únicas en este mundo -, con la salvedad de que llevan mantequilla en lugar de aceite y Kirsch en lugar de anís. Bueno, y antiguamente se podían freír en manteca o mantequilla, aunque hoy se utiliza un aceite neutro. Se les da forma alargada, aplanando las puntas y se practica un corte longitudinal, y dependiendo del tamaño y grosor quedan más gorditos o más cilíndricos. Yo, como era mi primera vez, he hecho formas variadas y la verdad es que me parecen más monos los gordotes.

Schenkeli

Receta de Schenkeli, dulce tradicional de Carnaval de Suiza
Inspiración: adaptada ligeramente de Betty Bossi
Ingredientes para unas 40-50 unidades


- 100 g de mantequilla sin sal o equivalente, en pomada (he usado I can't believe it's not butter)
- 150 g de azúcar
- ralladura de 1 limón grande
- 1-2 cucharadas de Kirsch (o zumo de limón o naranja)
- 2 huevos L
- 1/4 cucharadita de sal
- 400 g de harina de repostería
- 1 cucharadita de levadura química (impulsor)
- 1/4 cucharadita de sal
- aceite de oliva o de girasol para freír

Colocar la mantequilla o equivalente en un recipiente, añadir el azúcar, la ralladura de limón, el Kirsch y los huevos. Batir muy bien hasta tener una consistencia integrada sin grumos. Echar la harina con la levadura y la sal. Mezclar bien hasta conseguir una masa homogénea, suave y lisa, ligeramente pegajosa.

Formar una bola, tapar con plástico film y dejar en la nevera como mínimo durante 1 hora. Cuando vayamos a cocinarlos, tomar porciones de masa del tamaño de una nuez y formar cilindros de un dedo de grosor, dejando los extremos más delgados. Practicar un pequeño corte longitudinal en un lado y disponer sobre una superficie limpia.

Calentar suficiente aceite en un cazo o freidora y controlar la temperatura. Cuando alcance entre 160ºC y 180ºC, empezar a freír las porciones en tandas, sin llenar mucho el espacio. Girarlos si fuera necesario para que se doren bien por todos lados.

Escurrir y dejar sobre papel de cocina para que absorba el exceso de aceite. Continuar hasta terminar con toda la masa. Servir tal cual con chocolate caliente, vino o licor dulce, o rebozar en azúcar si se desea. Aguantan bien unos días si se guardan en un recipiente hermético con papel de cocina, para que no cojan humedad.

Schenkeli

Si tenéis fiestas en vuestra zona, ¡pasadlo muy bien!
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...